Confesiones
30 minutos antes de las Misas.
Podéis pedírselo a los sacerdotes.
Guía para el examen de consciencia
1.- Consideración honrada y cabal de los cuatro puntos arriba mencionados, relacionándolos a nuestro pasado y a nuestro presente.
2.- No omitir nada por el hecho de que nos cause vergüenza o miedo. La manera más fácil de empezar es preguntándonos:
¿Qué es lo más grave que he hecho?
3.- Determinar en particular las actitudes, los deseos y los móviles que nos causan malestar.
4.- El inventario es conveniente hacerlo por escrito. Queremos enfrentarnos a él. Puede ser destruido después si nos parece.
5.- Hacer una relación de lo que corresponde al Debe, así como al Haber. Reedificaremos basándonos en nuestro Haber.
Por ejemplo:
a) Saber distinguir entre el bien y el mal.
b) Tener buen corazón y amar a nuestro prójimo.
c) Tener deseos de obrar bien.
d) Ver con claridad nuestros deseos y nuestros fracasos.
El examen de conciencia
Examen de conciencia consiste en recordar los pecados cometidos desde la última confesión bien hecha.
Naturalmente, el examen se hace antes de la confesión para decir después al confesor todos los pecados que se han recordado; y cuántas veces cada uno, si se trata de pecados graves.
El examen debe hacerse con diligencia, seriedad y sinceridad; pero sin angustiarse . La confesión no es un suplicio ni una tortura, sino un acto de confianza y amor a Dios. No se trata de atormentar el alma, sino de dar a Dios cuenta filial.
El examen de conciencia se hace procurando recordar los pecados cometidos de pensamiento, palabra y obra, o por omisión, contra los mandamientos de la ley de Dios, de la Iglesia o contra las obligaciones particulares. Todo desde la última confesión bien hecha.
Faltas en relación con: